La ratita presumida
Erase una vez una ratita que barría la escalera de su
casita.
Cantaba feliz (la, lara, larito barro mi casita...).
Y cuando terminaba, en el suelo vio algo que brillaba.
Ratita: ¡Oh,
una moneda!, ¡qué buena estrella!
¿Qué me
podré comprar con ella?
Si me
compro piñones crujientes:
¡Ay,
mis pequeños dientes!
Y si me
compro habichuelas,
¡Ay mis
pequeñas muelas!
¡Me
gustaría un collar de los que lucen las niñas cuando van a pasear!
Pero,
¡ay!, para comprar lo que quiero,
me
faltaría dinero.
La ratita barría y barría pensando lo que compraría.
Ratita: ¡Ah, ya sé, con
la moneda compraré un lacito de seda
Si me
lo pongo en la cabeza me pesará.
Si me
lo pongo en la cintura me apretará.
Si me
lo pongo en el pie tropezaré.
Me lo
pondré en la colita
y seré
la más bonita de todas las ratitas.
Y se asomó a la puerta de su casa a presumir
por si alguien pasa por allí.
Moviendo su rabo fino
llega el perro su vecino
y a la ratita le dijo:
Perro: ¡Ah ratita,
ratita,
nunca
te vi tan rebonita!
¿quieres
casarte conmigo?
Ratita: Para poderme
casar, perrito, perrito,
antes
quiero tu voz escuchar.
Perro: ¡Guau, guau, guau!
Ratita: ¡Ay no, no, no
casarme no puedo,
tu voz
me da miedo!.
Es
demasiado ronca tu voz.
Y en vez de oír palabras tiernas
el perro se alejó con el rabo entre las piernas.
Al cabo de poco rato
muy cachazudo y muy sensato,
se le acerca el señor pato:
Pato: ¡Ah ratita, ratita,
De
corazón te lo digo
¿quieres
casarte conmigo?
Ratita: Para poderme
casar, patito, patito,
antes
quiero tu voz escuchar.
Pato: ¡Cuac, cuac, cuac!
Ratita: ¡Ay no, no, no
casarme no puedo,
tu voz
me da miedo!
¡Vete
ya! Con esa voz, ¿cómo te quieres casar?
Y el pato que era un vago
se fue a nadar al lago.
Pasa ahora un cordero
Que iba a pelarse a casa del barbero:
Cordero: ¡Ah ratita,
ratita,
nunca
te vi tan rebonita!
De
corazón te lo digo
¿quieres
casarte conmigo?
Ratita: Para poderme
casar, corderito, corderito,
antes
quiero tu voz escuchar.
Cordero: ¡Beee, beee,
beee!
Ratita: ¡Ay no, no, no
casarme no puedo,
tu voz
me da miedo!
Es muy
triste y llorar yo puedo.
Y el cordero muy huraño
se fue en busca de su rebaño.
Con su cresta triunfal
y su andar tan señorial
pasa el gallo del corral:
Gallo: ¡Ah ratita, ratita,
De corazón
te lo digo
¿quieres
casarte conmigo?
Ratita: Para poderme
casar, gallito, gallito,
antes
quiero tu voz escuchar.
Gallo: ¡Kikirikiii, Kikirikiii!
Ratita: ¡Ay no, no, no
casarme no puedo,
tu voz
me da miedo!
Y
además me despertarás
y me
harás madrugar.
Y el gallo se volvió a su gallinero
y se quedó soltero.
Un asno de piel oscura
que enseña su dentadura
a la ratita asegura:
Asno: ¡Ah ratita, ratita,
nunca
te vi tan rebonita!
De
corazón te lo digo
¿quieres
casarte conmigo?
Ratita: Para poderme
casar, burrito, burrito,
antes
quiero tu voz escuchar.
Asno: ¡Ia, ia, iaaaaa!
Ratita: ¡Ay no, no, no
casarme no puedo,
tu voz
me da miedo!.
¡No me
gusta tu fuerte voz!.
Y el asno muy triste se aleja
moviendo sus grandes orejas.
Un gato muy educado
baja entonces del tejado,
Le brillan sus verdes ojillos
y tiemblan sus bigotillos.
Gato:
¡Ah ratita, ratita,
nunca
te vi tan rebonita!
De
corazón te lo digo
Estoy
loco por tu amor
y por tu
lazo de color,
seré el
marido mejor.
Ratita: Para poderme
casar, gatito, gatito,
antes
quiero tu voz escuchar.
Gato: ¡Miauu, miauu..!
Ratita: ¡Ay sí, sí,
casarme no me asusta
porque
tu voz me gusta
es muy
fina!
Pasa
gatito, pasa,
y quédate
en mi casa.
A la fiesta de la boda
acudió la ciudad toda.
Gatos, perros y ratones,
patos, asnos, terneras
y gallinas a montones
que al lado de los fogones
hacían de cocineras.
¡Qué bullicio! ¡Qué contento!
celebrando el casamiento.
Y para rematar la fiesta
empezó a tocar la orquesta.
Gato: Ratita, ratita,
¡qué
rebonita que estás!
Acercarte
más.
Ratita: ¿Me quieres, vida
mía?
Gato: A besos te comería.
Acercarte
y verás,
Te daré
un beso suave
y verás
que bien te sabe
Y el beso tanto duró
que el gato se la comió.
(miau, relamiéndose)
Pero el grillo que era amigo de la ratita
y ya sabéis que el grillo tiene una sierra en la patita
y ris ras, ris ras
la panza abrió
y la ratita salió.
(Y el gato se quejaba miau, miau
y se marchó a otro lugar)
Y colorín colorado
este cuento se ha acabado.
y vivieron felices
y comieron perdices.
y a mí no me dieron
porque no quisieron.
Pero yo ya me he cansado de decir siempre lo mismo,
así que ahora termino:
Si solo comen perdices,
no serán nunca felices.
También necesitan cuentos
que son buenos alimentos.
O mejor acabamos así:
Con cuentos y un calamar,
volveremos a empezar.
Con un calamar y un cuento,
tenemos un buen invento.
Bueno no me voy a poner pesada,
pero es que me gusta acabar los cuentos de otra manera:
Si no queréis acabar,
hay que volver a empezar.
Y si os gustan nuevos cuentos,
en la mente tenéis cientos.
esto es copiado de un audio de cuentos de la disquera ODEON , grabacion de 1967
ResponderEliminarlástima que no lo dejaste en la versión original y le añadiste partes mal hechas.
Tienes toda la razón. Es suficientemente bonito para alterarlo
EliminarEs precioso muchas gracias por compartirlo besos.
ResponderEliminarMe alegro que te haya gustado
Eliminarhola por favor yo lo tenia en caesette donde puedo conseguir el audio del cuento antiguo lo busco en internet y nada te lo agradecere infinitamente
ResponderEliminarAún lo buscas? Yo lo tengo en mp3
Eliminargracias, por favor no sayudas con el audio
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