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El taller de la bruja Gertrudis es un blog de encuentro de personas a las que nos gusta la lectura donde podemos dejar comentarios de los libros que vamos leyendo con el ánimo de tener un punto de referencia de los libros que nos gustan y un espacio que yo he llamado Cajón de sastre, donde cabe desde un poema a una reflexión o una frase o cualquier cosa que se nos ocurra.

miércoles, 6 de febrero de 2013

La ratita presumida

Hoy dejo una versión del clásico cuento infantil de Charles Perrault, La ratita presumida en verso que encontré en un single en casa de mis padres, me gustaba tanto que conseguí recuperarlo y un día del libro lo conté en el colegio de mis hijos, recuerdo que tanto a los niños como a los profes les gustó esta versión que no conocían porque al ser muy repetitiva, los niños se quedaron enseguida con el estribillo, para contarlo lo mejor es poner voces diferentes para cada personaje.

La ratita presumida


Erase una vez una ratita que barría la escalera de su casita.
Cantaba feliz (la, lara, larito barro mi casita...).
Y cuando terminaba, en el suelo vio algo que brillaba.


Ratita:     ¡Oh, una moneda!, ¡qué buena estrella!
                ¿Qué me podré comprar con ella?
                Si me compro piñones crujientes:
                ¡Ay, mis pequeños dientes!
                Y si me compro habichuelas,
                ¡Ay mis pequeñas muelas!
                ¡Me gustaría un collar de los que lucen las niñas cuando van a pasear!
                Pero, ¡ay!, para comprar lo que quiero,
                me faltaría dinero.


La ratita barría y barría pensando lo que compraría.

Ratita:     ¡Ah, ya sé, con la moneda compraré un lacito de seda
ratita 2.gif (15911 bytes)                de seda hermosa de color de rosa!
                Si me lo pongo en la cabeza me pesará.
                Si me lo pongo en la cintura me apretará.
                Si me lo pongo en el pie tropezaré.
                Me lo pondré en la colita
                y seré la más bonita de todas las ratitas.

Y se asomó a la puerta de su casa a presumir
por si alguien pasa por allí.


Moviendo su rabo fino
llega el perro su vecino
y a la ratita le dijo:


Perro:       ¡Ah ratita, ratita,
                nunca te vi tan rebonita!
                De corazón te lo digo
                ¿quieres casarte conmigo?

Ratita:    Para poderme casar, perrito, perrito,
                antes quiero tu voz escuchar.

Perro:      ¡Guau, guau, guau!

Ratita:     ¡Ay no, no, no casarme no puedo,
                tu voz me da miedo!.
                Es demasiado ronca tu voz.

Y en vez de oír palabras tiernas
el perro se alejó con el rabo entre las piernas.


Al cabo de poco rato
muy cachazudo y muy sensato,
se le acerca el señor pato:

Pato:        ¡Ah ratita, ratita,
                nunca te vi tan rebonita!
                De corazón te lo digo
                ¿quieres casarte conmigo?

Ratita:    Para poderme casar, patito, patito,
                antes quiero tu voz escuchar.

Pato:       ¡Cuac, cuac, cuac!

Ratita:     ¡Ay no, no, no casarme no puedo,
                tu voz me da miedo!
                ¡Vete ya! Con esa voz, ¿cómo te quieres casar?

Y el pato que era un vago
se fue a nadar al lago.


Pasa ahora un cordero
Que iba a pelarse a casa del barbero:

Cordero:  ¡Ah ratita, ratita,
                nunca te vi tan rebonita!
                De corazón te lo digo
                ¿quieres casarte conmigo?
 
Ratita:    Para poderme casar, corderito, corderito,
                antes quiero tu voz escuchar.

Cordero:  ¡Beee, beee, beee!

Ratita:     ¡Ay no, no, no casarme no puedo,
                tu voz me da miedo!
                Es muy triste y llorar yo puedo.

Y el cordero muy huraño
se fue en busca de su rebaño.


Con su cresta triunfal
y su andar tan señorial
pasa el gallo del corral:

Gallo:       ¡Ah ratita, ratita,
                nunca te vi tan rebonita!
                De corazón te lo digo
                ¿quieres casarte conmigo?

Ratita:    Para poderme casar, gallito, gallito,
                antes quiero tu voz escuchar.

Gallo:      ¡Kikirikiii, Kikirikiii!

Ratita:     ¡Ay no, no, no casarme no puedo,
                tu voz me da miedo!
                Y además me despertarás
                y me harás madrugar.

Y el gallo se volvió a su gallinero
y se quedó soltero.
  
Un asno de piel oscura
que enseña su dentadura
a la ratita asegura:

Asno:       ¡Ah ratita, ratita,
                nunca te vi tan rebonita!
                De corazón te lo digo
                ¿quieres casarte conmigo?
 
Ratita:     Para poderme casar, burrito, burrito,
                antes quiero tu voz escuchar.

Asno:       ¡Ia, ia, iaaaaa!


Ratita:    ¡Ay no, no, no casarme no puedo,
                tu voz me da miedo!.
                ¡No me gusta tu fuerte voz!.

Y el asno muy triste se aleja
moviendo sus grandes orejas.


Un gato muy educado
baja entonces del tejado,
Le brillan sus verdes ojillos
y tiemblan sus bigotillos.

Gato:       ¡Ah ratita, ratita,
                nunca te vi tan rebonita!
                De corazón te lo digo
                ¿quieres casarte conmigo?
                Estoy loco por tu amor
                y por tu lazo de color,
                seré el marido mejor.

Ratita:    Para poderme casar, gatito, gatito,
                antes quiero tu voz escuchar.

Gato:       ¡Miauu, miauu..!

Ratita:     ¡Ay sí, sí, casarme no me asusta
                porque tu voz me gusta
                es muy fina!
                Pasa gatito, pasa,
                y quédate en mi casa.


A la fiesta de la boda
acudió la ciudad toda.
Gatos, perros y ratones,
patos, asnos, terneras
y gallinas a montones
que al lado de los fogones
hacían de cocineras.
¡Qué bullicio! ¡Qué contento!
celebrando el casamiento.
Y para rematar la fiesta
empezó a tocar la orquesta.

Gato:       Ratita, ratita,
                ¡qué rebonita que estás!
                Acercarte más.

Ratita:    ¿Me quieres, vida mía?

Gato:       A besos te comería.
                Acercarte y verás,
                Te daré un beso suave
                y verás que bien te sabe

Y el beso tanto duró
que el gato se la comió.
(miau, relamiéndose)


Pero el grillo que era amigo de la ratita
y ya sabéis que el grillo tiene una sierra en la patita
y ris ras, ris ras
la panza abrió
y la ratita salió.

(Y el gato se quejaba miau, miau
y se marchó a otro lugar)

Y colorín colorado
este cuento se ha acabado.
y vivieron felices
y comieron perdices.
y a mí no me dieron
porque no quisieron.

Pero yo ya me he cansado de decir siempre lo mismo,
así que ahora termino:

Si solo comen perdices,
no serán nunca felices.
También necesitan cuentos
que son buenos alimentos.

O mejor acabamos así:

Con cuentos y un calamar,
volveremos a empezar.
Con un calamar y un cuento,
tenemos un buen invento.

Bueno no me voy a poner pesada,
pero es que me gusta acabar los cuentos de otra manera:

Si no queréis acabar,
hay que volver a empezar.
Y si os gustan nuevos cuentos,
en la mente tenéis cientos.



4 comentarios:

  1. esto es copiado de un audio de cuentos de la disquera ODEON , grabacion de 1967

    lástima que no lo dejaste en la versión original y le añadiste partes mal hechas.

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  2. Es precioso muchas gracias por compartirlo besos.

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  3. hola por favor yo lo tenia en caesette donde puedo conseguir el audio del cuento antiguo lo busco en internet y nada te lo agradecere infinitamente

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