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El taller de la bruja Gertrudis es un blog de encuentro de personas a las que nos gusta la lectura donde podemos dejar comentarios de los libros que vamos leyendo con el ánimo de tener un punto de referencia de los libros que nos gustan y un espacio que yo he llamado Cajón de sastre, donde cabe desde un poema a una reflexión o una frase o cualquier cosa que se nos ocurra.

martes, 26 de febrero de 2013

El gigante Patigo


Con este cuento en el taller de cuentacuentos trabajamos que hay personas diferentes, altos, bajos, gordos, delgados, blancos, negros. Buscamos a nuestro alrededor personas que sean así y vamos poniendo una cualidad de cada una, al final veremos que hay personas que aunque tengan un físico diferente, pueden tener las mismas cualidades.

También trabajamos cualidades como el compañerismo, la colaboración, la bondad y la humildad.

Para contar este cuento nos ayudó Juan, un padre muy alto que hizo las delicias de los niños él se emocionó porque nunca había contado un cuento a un grupo de niños, una experiencia maravillosa tanto para Juan como para sus hijos.

Este es el cuento que nos dejó Juan

El gigante Patigo

Erase una vez un país muy lejano y bonito, rodeado de montañas. Pero sus habitantes no eran felices: en aquel país de día todo era normal, pero de noche una sombra muy grande, de algo que no conocían avanzaba por el bosque.

Algunos habitantes pensaban que era un monstruo, y los niños decían que era un dinosaurio.

En una montaña muy alta, que casi llegaba al cielo, había una enorme cueva en la que vivía un gigante, tan alto que su cabeza tocaba las nubes, tan fuerte que arrancaba los árboles como si fuesen flores, y tan rápido que, en dos zancadas, cruzaba el bosque.

El gigante era muy bueno: construía enormes nidos en los árboles para los pájaros, excavaba galerías para los tejones, las hormigas, los conejos y los ratones y ayudaba a todos los animales que se lo pedían.

Pero el gigante Patigo estaba triste porque quería ser amigo de los habitantes del país y estos le tenían miedo.

Todos los animales intentaban ayudarle y el búho Ululato, que era muy listo, le aconsejó que preparara una gran fiesta.

El gigante, muy contento, decidió seguir el consejo del búho Ululato; preparó un pincel con una rama de pino y escribió una gran nota que los animales le ayudaron a decorar:

Soy el gigante Patigo
y quiero ser vuestro amigo.
Si me queréis conocer,
venid al anochecer.
Si esta noche os queréis divertir
al bosque debéis venir.
Mil animales habrá
y todo el mundo cantará.

Patigo y sus amigos
P.D. Os estaremos esperando en el bosque

Por la noche, cuando todos dormían, Patigo y algunos animales fueron a una plaza de la ciudad. Colgaron la nota en las farolas y, muy contentos, volvieron al bosque.

Mientras tanto, los pajaritos ensayaban una música acompañados por una zorra que tocaba el xilófono y un conejo que tocaba el acordeón.

Cuando salió el sol, los habitantes de la ciudad descubrieron la nota, pero tenían miedo y decidieron no ir.

Los pajaritos, que espiaban desde los árboles, volvieron al bosque y avisaron a los demás.

El gigante Patigo preparaba ilusionado la fiesta. Colgó la piñata en los árboles, hinchó muchos globos, cogió fresas, moras y nueces.

Trajo jarras de agua del río, y puso todo en una mesa adornada con hojas y flores. Y cuando el gigante terminó, fue a buscar a sus amigos los animales.

La zorra, muy triste, le explicó que nadie iría a su fiesta. Patigo lloró tanto que con sus lágrimas llenó el río.

De repente, el cielo se volvió negro, se oyeron enormes truenos y los relámpagos fueron tan fuertes que todo se iluminó.

Uno de los rayos cayó en el pajar de una casa, y rápidamente se extendió un gran incendio. Unos niños que jugaban cerca chillaron al verse rodeados por las llamas.

Patigo que en dos zancadas había atravesado el bosque, saltó por encima del fuego y rescató a los niños. Luego volvió al bosque y cogió mucho agua del río y lo echó sobre el fuego, que inmediatamente se apagó.

Todos los habitantes de aquel lejano país vieron la hazaña del gigante Patigo, pues a todos ellos les despertó el incendio. Entonces empezaron a gritar: ¡Viva Patigo! ¡Viva Patigo!.


Y el gigante, aunque estaba cansado y lleno de quemaduras les miró satisfecho.

Al día siguiente se celebró una gran fiesta en honor al gigante.

Los habitantes de la ciudad construyeron una estatua del gigante en la plaza.

Desde aquel día, el gigante vivió feliz en el bosque con sus amigos los animales y muchas veces iba a la ciudad a visitar a los habitantes de aquel lejano país.


Título: El gigante Patigo
Autor: Marta Ciurana, María Serrat y Teresa Novoa (ilustrador)
Nº de páginas: 29 págs.
Editoral: EDICIONES SM
ISBN: 9788434860445



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