Título: La
bibliotecaria de Auschwitz
Autor: Antonio
García Iturbe
Nº de páginas: 488
págs.
Editorial: Planeta,
2012
ISBN: 9788408009511
En verano que tengo mucho más tiempo para dedicar a la
lectura me gusta coger libros de la más variedad temática, este libro vino a mí
por casualidad y como mi hija ha ido a Auschwitz es un tema del que hemos
hablado bastante.
Un viaje cruel pero obligatorio para conocer de primera
mano, la historia de una superviviente que arriesgó y ganó en una Guerra donde
todos perdieron.
Este libro surge como el mismo autor comenta después de ver
en el libro "La biblioteca de noche" de Alberto Manguel la mención de la existencia de una pequeñísima biblioteca en un campo de
concentración, tras una visita a Auschwitz sintió la necesidad de
escribir algo sobre lo vivido allí y tras muchas conversaciones con la
superviviente Dita Kraus que actualmente tiene más de 80 años y en 1944 era una
cría de 14.
El tema del holocausto nazi está muy trillado, hay innumerables y
buenísimas novelas sobre el tema, pero no hay que dejar de hablar de este tema,
por desgracia holocaustos están sucediendo hoy en día en muchos otros países ante
la indiferencia del resto de la población. Sin embargo este libro tiene algo
especial, por un lado el horror del propio genocidio tan presente en cada una
de las páginas, el miedo latente en cada una de las palabras escritas, el
instinto de supervivencia de cada una de las personas recluidas en el campo de
concentración, el hambre, la miseria, el dolor, el horror, la enfermedad, las
vallas electrificadas, las cámaras de gas, los crematorios y por otro lado, en
medio de todo ello, un hilo de esperanza en una simple, rudimentaria y
clandestina biblioteca de tan solo 8 libros viejos y destartalados oculta en el
bloque número 31 de Auschwitz-Birkenau, un bloque familiar lleno de niños donde
un grupo de adultos dirigidos por Fredy Hirsch se encarga de educar a unos 500
niños en un intento de que se pudieran considerar personas, tarea complicada
pero efectiva gracias a que los pequeños tienen la capacidad de sentir la
felicidad con cualquier detalle y con unas simples pero poderosas armas: los libros, el valor y la
inteligencia; pero sin papel ni lápices y con solo 8 libros que van rotando
entre los grupos de alumnos siendo nuestra pequeña protagonista Dita, la encargada
de una de las tareas más difíciles y peligrosas, ser la bibliotecaria en un
campo donde la enseñanza está prohibida; y media docena de libros vivientes,
los adultos que cuentan y narran las historias que se saben de memoria y que
van repitiendo a estos "afortunados" niños del barracón 31.
Pero una pregunta ronda en el fondo en todos los adultos ¿Por qué los
nazis permiten que sobrevivan todos esos niños en medio de un campo de exterminio?
Ya que los alemanes no hacen nada sin ningún motivo, quizás fue un
intento por parte de los nazis de ocultar la verdad ante el resto del mundo,
esta zona donde había niños iba a ser la imagen de normalidad ante los
observadores de la Cruz Roja. Pero tras esto está la sombra alargada del doctor
Mengele, el horror del campo por sus experimentos con niños y mujeres, dueño de
la vida y la muerte.
Un libro es como abrir una ventana a la libertad. Cada vez que un adulto
leía en voz alta algún fragmento de aquellos libros los niños podían soñar y por
un instante dejar de tener miedo y olvidar dónde estaban , es una historia
que hace honor a los libros y a la literatura y nos cuenta cómo algo tan
sencillo como es leer un libro es "como subirse a un tren que te lleva de
vacaciones" aunque estés en el mismo infierno. Un libro muy recomendable
por la maravillosa historia que nos cuenta: real, dura y entrañable.
No es una novela más sobre el nazismo, ya que trata hechos
muy concretos y basados en hechos reales, contados en parte por la propia
protagonista.
La biblioteca más pequeña del mundo se convierte en algo más
que un símbolo de lucha por la dignidad de las personas y de su propia
supervivencia. Como bien se dice en el libro, la lectura y los libros, no
salvan vidas pero sin libros se pierde la humanidad.
El libro de Iturbe reconstruye el mundo sórdido de la
deportación, el sufrimiento, la enfermedad, la incertidumbre ante el futuro más
inmediato, la desconfianza, la envidia, la muerte, el robo, la indignidad, la supervivencia a costa del que está a tu lado… pero también recoge
momentos en los que hubo destellos de amor, de resistencia, de dignidad y de
esperanza en superar lo que parecía imposible de soportar.
Dita, se había creado un álbum fotográfico mental mediante
el cual podemos conocer retazos de su infancia en la ciudad de Praga. Una
infancia que se le rompió con la invasión de los alemanes y la deportación de
la comunidad judía a los distintos campos de exterminio, en el caso de la
familia de Dita a Auschwitz.
Y después de leer esta novela que transmite tanto
sufrimiento y tanto horror, me quedo con el gran esfuerzo de aquel grupo de
personas que consiguieron sacar adelante una escuela y una biblioteca en el
bloque 31 del campo familiar, en medio de la más absoluta barbarie que se ha
cometido contra la humanidad.
Me ha parecido genial el valor que transmite esta novela y
sus personajes: valentía, supervivencia, coraje, aplomo, serenidad. La
importancia de mantenerse vivo en situaciones de espanto, de horror, de
inhumanidad es lo que se subraya en cada página lo que resulta ser a su vez de una
inyección de vida. Es fascinante la manera en la que Dita se aferra a los
libros para mantener un poco de cordura en mitad de esa crueldad.
El autor, en el epílogo, da unas pequeñas pinceladas de cómo
se documentó, cuándo conoció a la verdadera Dita, sus impresiones acerca ella y
lo que sintió cuando pisó Auschwitz por primera vez. No deja cabos sueltos,
explicando también el final que tuvo cada personaje. Son datos que hacen que la
historia tenga aún más encanto y emoción. Creo que este libro supone una
auténtica apología de la lectura, los libros y el enriquecimiento que supone
para el ser humano.
El autor
Antonio G. Iturbe (Zaragoza, 1967) estudió Ciencias de la
Información en la Universidad Autónoma de Barcelona mientras ejercía trabajos
tan diversos como panadero o cobrador de recibos y en los últimos 15 años se ha
dedicado al periodismo cultural. lleva veinte años dedicado al periodismo
cultural. Ha sido coordinador del suplemento de televisión de El Periódico,
redactor de la revista de cine Fantastic Magazine y trabaja desde hace
dieciséis años en la revista Qué Leer, de la que actualmente es director. Ha
colaborado, entre otros medios, en las secciones de libros de "Protagonistas",
Ona Catalana, ICat FM y la Cope, y en suplementos de cultura de diarios como La
Vanguardia o Avui. Ha publicado las novelas Rectos torcidos y Días de sal, y es
autor de la serie de libros infantiles "Los casos del Inspector Cito",
donde reúne las historias que leía a su hijo antes de ir a dormir.
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