Este es mi pequeño homenaje a todas las mujeres en este día, aunque para mí este día sobra porque no habría que celebrar ningún día especial de la mujer porque todos los días son días de la mujer y del hombre porque ojalá llegue el día en que de verdad seamos todos iguales.
En una ocasión le preguntaron a Audrey Hepburn por sus secretos de belleza y ella escribió lo siguiente:
Para tener unos labios atractivos, di siempre palabras
amables.
Para tener ojos adorables, mira siempre las cosas buenas de
la gente.
Para tener una figura esbelta, comparte tu comida con los
que padecen hambre.
Para tener un pelo lindo, permite que un niño pase sus
deditos por él, por lo menos una vez al día.
Para mantener la elegancia, camina con la certeza de que
nunca estás sola.
La gente, más que las cosas, tiene derecho a ser
reestablecida, revivida, reivindicada y redimida. Nunca rechaces ni deseches a
nadie.
Recuerda, si necesitas una mano amiga, la encontrarás en el
extremo de cada uno de tus brazos.
Con el tiempo y la madurez, descubrirás que tienes 2 manos:
una para ayudarte a ti misma y la otra para ayudar a los demás.
La belleza de una mujer no está en su figura, en la ropa que
viste o en la forma en la que se peina. La belleza de una mujer… tiene que ser
vista en sus ojos, porque son la puerta de su alma, el lugar donde habita el
amor.
La belleza de una mujer no está en la moda superficial. La
verdadera belleza de una mujer se refleja en su alma. Es la bondad con la que
da amor y en la pasión que demuestra.
La belleza de una mujer crece con el pasar de los años.
(Audrey Hepburn)
El autor:
Desayuno con diamantes (1961), Sola en la oscuridad (1967), Historia de una monja (1959), y Sabrina (1954) son sus películas más emblemáticas.
En 1988 fue nombrada embajadora de UNICEF y su solidaridad humanitaria por los niños pobres marcó sus últimos días de su vida. Los viajes a Sudán, El Salvador, Guatemala, Honduras y Vietnam fueron ocupando una larguísima agenda donde siempre faltaban horas. Viajó a Somalia poco antes de que se le declarara la enfermedad terminal, el cáncer de colón, que la hizo abandonar toda su generosa actividad.
En 1993, meses después de su muerte, la academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood le concedió un Oscar Humanitario Jean Hersholt por su labor como embajadora permanente en UNICEF.
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